Mariano Puga.
Estimado Carlos,
Mariano
Puga, a través de la congregación José Aldunate de Villa Francia, en lo
que probablemente pueda ser su último mensaje, dijo que Chile habló a
través de más de 1,5 millón de personas que en Santiago se reunieron en
Octubre.
Dijo que él
no verá el Chile nuevo que los demás verán, donde espera que haya
justicia y solidaridad. Que él trató de ser un cristiano y obrar según
los evangelios, y que no es cristiano el que se limita a ir a misa los
domingos y el resto del tiempo no práctica las enseñanzas de Cristo.
Lo trasladan hoy a su casa en Villa Francia, porque quiere morir cerca de su gente.
Hay que sacarse el sombrero ante su consecuencia. Eso es ser realmente un verdadero cristiano.
Un abrazo dolorido,
AML,
Académica de la
Universidad de Chile.
El jue., 5 de marzo de 2020 14:07, carlos escribió:
( ¿ Qué dicen creyentes y no creyentes ? )
Hospital UC, 3 de Marzo del 2020
Hermanos curas,
El
pasado martes a las 10:30 hrs en las afueras del Centro de Justicia de
Santiago, celebramos la Cena del Señor Jesús entre cientos de personas
quienes soñamos un Chile distinto. En especial con los familiares de los
asesinados, presos políticos, enceguecidos, callados y encarcelados
producto de la protesta social desde el 18 de octubre hasta ahora.
Hicimos también memoria de los carabineros heridos, de comerciantes y de
gente de los vecindarios que han sido atropellados en sus derechos, de
los que han sido atentados y violentados. “Todo lo que le hiciste a tu
hermano más pequeño, a mí me lo hiciste” (Mt 25).
Al
conocer la realidad socio-política de los familiares de las víctimas
noté que muy pocos de ellos se sentían en comunión de Iglesia, aunque
muchos admiran a Jesús y su mensaje. Esa es la primera impresión que me
llevo. Nunca me había tocado la experiencia de una “Iglesia en salida”
que exigía una improvisada catequesis de la Eucaristía para ese mundo.
El
papa Francisco nos dijo: “la Eucaristía no es un premio para los
buenos, sino la fuerza para los débiles” y así lo repetí con todas mis
fuerzas. La segunda impresión que me llevé fue ver la cantidad de
personas que comulgaron el cuerpo y la sangre del justo, de Jesús de
Nazaret.
Durante
estos meses habíamos tratado de comulgar con el cuerpo de Cristo,
perdigoneado , dañado, mutilado, asesinado… ¿No era consecuente comulgar
con el cuerpo de Cristo?…. “quien come el Cuerpo de Cristo
indignamente, come su propia condenación” (1 Cor 11, 27).
Con
dolor me tocó percatarme que éramos solo dos los presbíteros quienes
estábamos compartiendo la Cena del Señor con esa masa de gente. ¿Qué es
eso? ¿Es esa la Iglesia en salida que nos pide el querido papa
Francisco?
Después
de tanta solidaridad compartida, con estos hermanos crucificados… ¿Se
justifica que solo dos presbíteros hayan acompañado a ese PUEBLO el día
que denunciábamos su dolor? “¿De qué vale la fe si no tiene obras?” (St
2, 14), ¿Con qué Cristo comulgamos?
Carlos Ávila
Profesor de Estado
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