lunes, 1 de marzo de 2021

Lira Popular Virtual.

 



DONDE, EN BUCÓLICOS VERSOS LLANOS, EL DECIMERO
SE VUELA IMAGINATIVAMENTE:

HOY ES UN DÍA NORMAL. 

Hoy es un día normal,
un día como se debe,
pues todo lo que sucede
es de lo más habitual.
Asoma el sol matinal
detrás de la cordillera
y alumbra la tierra entera
convocando a un nuevo día 
donde celebre la vida
una jornada señera.

Hoy es un día normal,
si puede, quédese en casa;
está vacía la plaza,
hay cuarentena virtual.
Con este virus mortal
es fácil el contagiarnos
y tenemos que cuidarnos
para los días que vienen;
mientras tanto, nos contienen
con fútbol, para aplacarnos.

Hoy es un día normal:
invaden la Araucanía
soldados y policías
contra el wallmapu local.
Se autoriza al personal
que salga de vacaciones
pa que alivie las tensiones
de ya casi un año entero,
pero como no hay dinero,
se gasta el de las pensiones.

Hoy es un día normal,
nadien habla de carencias:
se traga la teleaudiencia
un antiguo Festival;
ruge aquel monstruo fatal
como en el circo romano.
Julio Ponce, el gran hermano,
sigue sin pagar la multa
por si más tarde resulta
que cobrarle no es cristiano.

Hoy es un día normal,
como el chileno merece:
todavía no aparecen
los correos del Minsal.
Es inconstitucional
mirar lo que hay en la olla.
Este Paris nos embrolla
jugando a las escondidas
y tras palabras floridas
esconde un poni de Troya.

Hoy es un día normal:
volvió a subir la verdura,
truenan las candidaturas
y el repudio popular.
Empieza el año escolar,
mientras fauces forestales
exigen que ya se instale
su buen Estado de Sitio;
entretanto, baja el litio
en las Bolsas comerciales.

Hoy es un día normal, 
sube el tomate, el limón;
la sandía y el melón
ya no se pueden probar. 
Para el gasto semanal
ya no alcanza el diez por ciento
y hay desabastecimiento
en la mesa familiar.
¿A dónde va ir a parar
el hambre y el descontento?

Hoy es un día normal,
y la tarde se serena;
tenemos lunita llena
que nos trae claridad.
Se adormece la ciudad
con suavidades de seda;
camino por la vereda
gozando el anochecer
y sueña todo mi ser
que ya no hay toque de queda


JORGE LILLO / 28 DE FEBRERO DE 2020

1 comentario:

  1. Como siempre la ironía que es virtud de pocos, acierta en lo medular de nuestra manipulable "Copia feliz" : la mayoritaria resignación ante la fatalidad.
    Una vez más la asertiva lira de Jorge Lillo, conduce a una reflexión acerca de lo que somos, sin cuya certeza jamás podríamos aspirar a ser algo distinto. ¡Felicitaciones!

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