miércoles, 21 de abril de 2021

La perversa publicidad.

 


La perversa publicidad.

 

En esta sociedad nacional y mundial tan interconectada, quienes siguen determinada fe viven cada día un mar de contradicciones, una especie de conflicto de conciencia. Los mandamientos de la ley divina dicen, entre otros fundamentales principios y valores: no matarás, no mentirás. Son verdaderos apotegmas. No significa que quienes no sean creyentes estén moralmente liberados del contenido de esos mandatos.

 

Nunca mentir, ni siquiera de forma piadosa ..., y menos matar, asesinar a un semejante, tampoco torturarlo.

 

Y, ¿Qué sucede con la publicidad en nuestra actual sociedad humana - sociedad tan moderna, tan materialmente desarrollada en algunos casos - con esa influyente y poderosa publicidad que a diario asedia a los ciudadanos incitándolos a comprar determinados productos o servicios, todos en calidad de mercancías sobre la base de la mentira?

 


Es evidente que el mensaje publicitario absolutamente tóxico, entregado vía medios masivos de comunicación es ideado, planificado y elaborado para convencer, lo hacen expertos en manipular conductas. En materia del espurio negocio nada es al azar, ni las palabras ni las imágenes, tampoco la ocasión para la transmisión. En todo el proceso está presente el propósito “científico” del engaño, de la estafa de la fe pública.

 

Si los ciudadanos no están vigilantes serán inducidos a comprar lo ofrecido, la baratija que les presenten. En una sociedad presa de las ansias irracionales de tener, de poseer bienes, muchos francamente superfluos, la pirotecnia publicitaria consigue sus objetivos. Se convence a los ciudadanos que el tener es signo de " estatus " social. Quien tiene, escala más peldaños en el universo social aunque sea un patancito. Lo importante será tener y no ser.

Se pregona ' urbi et orbi ' como sacrosanto principio por las oligarquías, y por los poderes financieros: '¡Viva la propiedad privada, la nuestra, defiéndase !'. Lo que no se dice es que esa propiedad exclusiva y absoluta y de clase, es a condición de que no exista para los demás. Así entonces, hay millones de seres humanos que ni siquiera vivienda tienen, ni derechos consagrados a la educación, a la salud, al trabajo; y, hoy afectados por la actual pandemia hasta la carencia de la esencial alimentación ha generado un estado de crisis social y humana insostenible. 


En algunos países existen universidades sarcásticas en las que se dictan cátedras, cursillos que venden “ felicidad ...”.

 

El mercado crea, inventa necesidades " innecesarias ". Las fiestas, y los ya famosos “ Días de ...” son creaciones comerciales, tienen una impronta fenicia. Para el mercado la verdad no existe. La frase vulgar "Yo no vengo a vender, vengo a regalar" es parte de la perversidad.

 

Esto no es de ahora. Ya en su tiempo Cristo expulsó a los mercaderes del templo, obviamente por heréticos, por falsarios, por corruptos.  

 

Carlos Poblete Ávila,

Profesor de Estado.

 

 

Chile, abril 18 de 2021.


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