NOCHE DE REYES
En la que se cuenta actualizado y chilenizado, el periplo de Gaspar,
Melchor y Baltazar o del primer GPS de la historia,
La noche del seis de enero
es noche de epifanía,
cuando los reyes traían
engañitos pal venero.
En Chile, trópico austero,
no existe la tradición;
y han perdido la ocasión
de reinventar un mercado
que nos tiene acogotados
con la tarjeta en cuestión.
Ya pasó Noche de Reyes.
mas los reyes no pasaron;
seguro que empantanaron
con sus carretas con bueyes.
Sin cometa que destelle
es fácil perder la huella,
además que las “Estrellas”
ahora brillan por su ausencia.
Habrá que tener sapiencia
entre fauces que dentellan.
“Los reyes vienen de oriente”,
señala la tradición;
hoy, viendo la situación,
me tinca que es diferente,
pues los reyes de occidente
empujan pal otro lado.
Como Chile no es quedado,
también encierra su afán:
quisiera integrar la OTAN
como país alineado.
Noche de reyes pasó,
mas los reyes no han pasado;
sumamente despistado
el proletario quedó;
por más que al cielo miró
buscando alguna señal,
los reyes del capital
no soltaron la cañuela:
ya entonan la cantinela
que el veintitrés bien mal.
Igual, como de regalo,
nos llegó la encuesta CEP…
tendenciosa, ¿sabe usted?,
como sonrisa de escualo.
Los reyes no eran tan malos,
solo un tanto despistados:
se sentían obligados
a regalarle a la gente,
y de ese modo inocente
al bono fui acostumbrado.
Nuestros reyes tienen cuitas,
aunque sean palogruesos
y se agarran del Congreso
defendiendo parcelitas.
“Yo te doy si no me quitas”,
se dicen los nuevos magos;
más parecen reyes vagos
con acuerdos anodinos;
las aguas pa sus molinos
multiplican nuestro estrago.
Ya pasó Noche de Reyes.
No es la del Viejo pascuero
ni la de Carlos tercero
–aunque Camilla se empeñe–.
Aquí se me acaba el fuelle
para seguir este escarde:
los reyes, haciendo alardes
de oro, mirra e incienso,
fallaron desde el comienzo:
desde entonces llegan tarde.
JORGE LILLO / 8 DE ENERO DE 2023
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