La ex
subsecretaria de Sernam y coordinadora de la Mesa de Acción por el
Aborto en Chile criticó el nombramiento de la nueva ministra de la Mujer
y Equidad de Género, advirtiendo que "no hay tiempo para darle la
oportunidad de que se instruya y vea cómo va a hacer políticas a
futuro".
Tomás González F.
Radio/Diario U.de Chile
Jueves 7 de mayo 2020 16:21 hrs.
Una oleada de críticas. Esa fue la respuesta de los movimientos y organizaciones feministas ante la designación por parte del Presidente de la República de Macarena Santelices como nueva ministra de la Mujer y Equidad de Género. Una
avalancha de cuestionamientos que comenzaron apuntando a su parentesco
con el dictador Augusto Pinochet y su defensa al legado económico de la
dictadura cívico-militar, pero que terminaron en planteamientos mucho
más profundos que apuntaban al significado que puede tomar el
nombramiento de la periodista, ex alcaldesa de Olmué y vicepresidenta de
la UDI como secretaria de Estado.
En ese sentido, desde distintos sectores comentaron que la designación fue “una provocación” para el movimiento feminista y que con ésta el Gobierno evidenció una postura respecto del cargo que habla de un abandono del verdadero mandato de la cartera de Mujer y Equidad de Género, el que, para muchas, debiese estar delineado institucionalmente y no por la postura de un gobierno.
Sobre esto se refirió, en entrevista con Diario y Radio Universidad de Chile, la ex subsecretaria del Servicio Nacional de la Mujer y coordinadora de la Mesa de Acción por el Aborto, Gloria Maira, quien enfatizó en la preocupación que le reviste a miles de mujeres la llegada de Santelices al Ministerio.
“Yo veo el nombramiento con mucha preocupación y mucho malestar, al igual que la gran mayoría de las organizaciones y colectivas feministas que a lo largo del país se pronunciaron ayer tan fuertemente respecto de la designación de esta ministra”, sostuvo Maira.
En específico, ¿por dónde pasa esa preocupación?
En que es una persona que no ha tenido un compromiso con los derechos de las mujeres, en lo que se ve de su carrera pública, y que tampoco tiene ningún tipo de experticia, ni conocimientos, ni experiencia en lo que es la elaboración e implementación de políticas de igualdad de género. Uno podría decir bueno, no es la primera que llega no sabiendo, ha habido otras antes, pero hay dos cosas que hacen el momento distinto…
¿Cuáles son esos elementos?
Uno, que tuvimos un estallido social -y seguimos teniéndolo- que ha puesto como gran demanda de los sectores populares y medios, entre esos las feministas y las mujeres del país, la necesidad de detener los abusos, de repartir mejor la cancha y el poder en el país, y trabajar con una sociedad más igualitaria.
En eso las desigualdades de género son vitales de afrontar. Tú no puedes pensar en una democracia más profunda o en un sistema más justo sin considerar la transformación de las actuales relaciones de género. Entonces hay un estallido que pone eso en tabla y ahí el movimiento feminista ha sido una “actuancia” -como ha dicho Margarita Pisano- fundamental.
¿Y el segundo elemento?
Por otro lado, tenemos hoy una pandemia de coronavirus en donde las mujeres estamos en primera línea en todo. En la educación porque somos la mayoría de las maestras, en la salud porque somos la mayoría del personal de salud, a nivel comunitario organizando redes de solidaridad con las familias que lo necesitan y estamos en primera línea en la casa con las labores de crianza y cuidado que tradicionalmente se nos asignan. Eso marca un nivel complicado de transferencia de trabajo y de responsabilidad en estos términos.
Lo que está sucediendo hoy con el coronavirus es una fotografía, sin tapujos y con mucho contraste entre el blanco y el negro, de lo que estábamos demandando a partir del 18 de octubre. La desigualdad, la exclusión y el abuso del que hablábamos queda claro con la pandemia. Aquí no hay posibilidades de cambiar la imagen y, por lo tanto, la necesidad de avanzar hacia una transformación más profunda es obligatoria.
¿Cómo se relaciona esto con la llegada de Macarena Santelices al Ministerio de la Mujer y EG?
En que si tú sumas estos elementos y le pones adelante una ministra que no tiene preparación, y además no tiene compromiso con los derechos de las mujeres, por supuesto que el malestar es muy grande. Este patriarcado capitalista nos sigue pagando mal y este gobierno sigue negando a las mujeres la posibilidad de, al menos en esta coyuntura, enfrentarla con mejores herramientas para no caer en la pobreza y desesperación.
¿Qué esperaría usted de la titular de una cartera como Mujer y Equidad de Género?
Lo que una busca en una ministra de la Mujer es una ministra de Estado. Yo no estoy pensando en una aliada, estoy pensando en una ministra que se hace cargo de los compromisos que el Estado chileno tiene respecto de los derechos de las mujeres. Eso pasa por el respeto a la dignidad de las mujeres, el desarrollo de políticas que atiendan las urgencias de violaciones a sus derechos fundamentales, como es la violencia de género, y como lo son la sobre vivencia económica.
Lo que conocemos de Santelices y lo que hemos visto de este gobierno, es que ese compromiso no está y eso es grave.
¿Cuál era el estado de ese compromiso cuando era ministra Isabel Plá?
Es que son dos personas distintas, pero la preocupación es exactamente la misma, porque no hemos visto de parte de este gobierno señales distintas a las cuales acogernos. Y la persona que designan ahora, reafirma la poca importancia que se le está dando a la realidad de las mujeres en este escenario en particular y avizorando las necesidades de transformación que se ha planteado el país.
Tener hoy en la cartera del ministerio de la Mujer y Equidad de Género a una persona que no tiene experiencia en políticas de género -cuando esas políticas de transformación en función de la igualdad requieren hoy, además, una mayor sintonía en relación con la realidad de precarización de la vida que enfrentan las mujeres-, es una pésima noticia.
Ya que mencionó la política, ¿qué le parece la frase de la nueva ministra, cuando dice que “una posición política no tiene nada que ver con los derechos humanos”?
Yo siento que ella está bien perdida, realmente creo que está muy perdida. Ella pertenece a un sector político que está vinculado con el pinochetismo y la dictadura, no porque sea sobrina nieta de Pinochet, sino porque hay una visión de país, una construcción institucional en la Constitución del 80 y una forma de entender la relación del Estado con el mercado que ella tiene. Eso es una visión política, evidentemente, y en esa visión también ideológica hay un lugar en donde adscribe a las mujeres.
Ella puede defenderse, decir que las mujeres queremos participación política y tal, pero llegado a los núcleos duros donde se asienta la discriminación y la desigualdad -que tiene que ver con violencia, con las políticas del cuerpo, con la sexualidad y reproducción, que tiene que ver con el trabajo de crianza y cuidado reconocido como trabajo- las visiones son completamente contrarias, porque la visión que ellas proponen como sector político es completamente distinta y eso hay que tenerlo claro.
También al ser consultada por su postura frente a la dictadura o la inmigración, dijo “júzguenme por lo que hago hoy en adelante”, ¿le parece pertinente esa petición?
Cuando ella dice eso el problema es que en el momento en que estamos, en la realidad en que estamos y en la emergencia en que estamos, aquí no hay tiempo para darle la oportunidad de que se instruya para que vea cómo va a hacer políticas a futuro.
Eso acrecienta nuestro malestar, en el sentido de que ella no viene con background que le permita actuar con eficacia hoy, que es lo que necesitamos. Y a futuro, en la medida en que ella tiene y comparte esa visión de mundo, de política, de construcción democrática, evidentemente el lugar de las mujeres en esa visión no es el lugar que queremos, ni el lugar que hemos peleado durante todas estas décadas y claro, está muy lejos de lo que demandamos el pasado 8 de marzo.
En ese sentido ¿tiene posibilidades Macarena Santelices de ser la ministra de Estado que las mujeres chilenas necesitan?
Yo creo que no. Sinceramente, y esto no es un problema personal sino que un problema político, ideológico, de visión de país y de lo que somos las mujeres en tanto sujetas políticas y vinculadas en relaciones de género discriminatorias y desiguales. Creo que lo que ha pasado durante estos más de dos años con este gobierno no nos lleva a tener ninguna sana esperanza de que las cosas vayan a cambiar con la designación de esta ministra. El problema es bastante más de fondo.
¿Ve una intención al menos?
No es un problema de buenas intenciones, no es un problema de que ella no entienda la violencia contra las mujeres, es formar parte de una acción política, de un quehacer político institucional y un sector que mira la realidad desde el privilegio, desde el neoliberalismo y desde políticas contrarias al feminismo.
Entonces lo que sucede con el Ministerio de la Mujer está inscrito en esa realidad. Ella no va a ser una isla en medio de este marasmo, de esta irresponsabilidad y falta de compromiso con las necesidades de las mujeres. Ella no va a ser la excepción a la regla.
En ese sentido, desde distintos sectores comentaron que la designación fue “una provocación” para el movimiento feminista y que con ésta el Gobierno evidenció una postura respecto del cargo que habla de un abandono del verdadero mandato de la cartera de Mujer y Equidad de Género, el que, para muchas, debiese estar delineado institucionalmente y no por la postura de un gobierno.
Sobre esto se refirió, en entrevista con Diario y Radio Universidad de Chile, la ex subsecretaria del Servicio Nacional de la Mujer y coordinadora de la Mesa de Acción por el Aborto, Gloria Maira, quien enfatizó en la preocupación que le reviste a miles de mujeres la llegada de Santelices al Ministerio.
“Yo veo el nombramiento con mucha preocupación y mucho malestar, al igual que la gran mayoría de las organizaciones y colectivas feministas que a lo largo del país se pronunciaron ayer tan fuertemente respecto de la designación de esta ministra”, sostuvo Maira.
En específico, ¿por dónde pasa esa preocupación?
En que es una persona que no ha tenido un compromiso con los derechos de las mujeres, en lo que se ve de su carrera pública, y que tampoco tiene ningún tipo de experticia, ni conocimientos, ni experiencia en lo que es la elaboración e implementación de políticas de igualdad de género. Uno podría decir bueno, no es la primera que llega no sabiendo, ha habido otras antes, pero hay dos cosas que hacen el momento distinto…
¿Cuáles son esos elementos?
Uno, que tuvimos un estallido social -y seguimos teniéndolo- que ha puesto como gran demanda de los sectores populares y medios, entre esos las feministas y las mujeres del país, la necesidad de detener los abusos, de repartir mejor la cancha y el poder en el país, y trabajar con una sociedad más igualitaria.
En eso las desigualdades de género son vitales de afrontar. Tú no puedes pensar en una democracia más profunda o en un sistema más justo sin considerar la transformación de las actuales relaciones de género. Entonces hay un estallido que pone eso en tabla y ahí el movimiento feminista ha sido una “actuancia” -como ha dicho Margarita Pisano- fundamental.
¿Y el segundo elemento?
Por otro lado, tenemos hoy una pandemia de coronavirus en donde las mujeres estamos en primera línea en todo. En la educación porque somos la mayoría de las maestras, en la salud porque somos la mayoría del personal de salud, a nivel comunitario organizando redes de solidaridad con las familias que lo necesitan y estamos en primera línea en la casa con las labores de crianza y cuidado que tradicionalmente se nos asignan. Eso marca un nivel complicado de transferencia de trabajo y de responsabilidad en estos términos.
Lo que está sucediendo hoy con el coronavirus es una fotografía, sin tapujos y con mucho contraste entre el blanco y el negro, de lo que estábamos demandando a partir del 18 de octubre. La desigualdad, la exclusión y el abuso del que hablábamos queda claro con la pandemia. Aquí no hay posibilidades de cambiar la imagen y, por lo tanto, la necesidad de avanzar hacia una transformación más profunda es obligatoria.
¿Cómo se relaciona esto con la llegada de Macarena Santelices al Ministerio de la Mujer y EG?
En que si tú sumas estos elementos y le pones adelante una ministra que no tiene preparación, y además no tiene compromiso con los derechos de las mujeres, por supuesto que el malestar es muy grande. Este patriarcado capitalista nos sigue pagando mal y este gobierno sigue negando a las mujeres la posibilidad de, al menos en esta coyuntura, enfrentarla con mejores herramientas para no caer en la pobreza y desesperación.
¿Qué esperaría usted de la titular de una cartera como Mujer y Equidad de Género?
Lo que una busca en una ministra de la Mujer es una ministra de Estado. Yo no estoy pensando en una aliada, estoy pensando en una ministra que se hace cargo de los compromisos que el Estado chileno tiene respecto de los derechos de las mujeres. Eso pasa por el respeto a la dignidad de las mujeres, el desarrollo de políticas que atiendan las urgencias de violaciones a sus derechos fundamentales, como es la violencia de género, y como lo son la sobre vivencia económica.
Lo que conocemos de Santelices y lo que hemos visto de este gobierno, es que ese compromiso no está y eso es grave.
¿Cuál era el estado de ese compromiso cuando era ministra Isabel Plá?
Es que son dos personas distintas, pero la preocupación es exactamente la misma, porque no hemos visto de parte de este gobierno señales distintas a las cuales acogernos. Y la persona que designan ahora, reafirma la poca importancia que se le está dando a la realidad de las mujeres en este escenario en particular y avizorando las necesidades de transformación que se ha planteado el país.
Tener hoy en la cartera del ministerio de la Mujer y Equidad de Género a una persona que no tiene experiencia en políticas de género -cuando esas políticas de transformación en función de la igualdad requieren hoy, además, una mayor sintonía en relación con la realidad de precarización de la vida que enfrentan las mujeres-, es una pésima noticia.
Ya que mencionó la política, ¿qué le parece la frase de la nueva ministra, cuando dice que “una posición política no tiene nada que ver con los derechos humanos”?
Yo siento que ella está bien perdida, realmente creo que está muy perdida. Ella pertenece a un sector político que está vinculado con el pinochetismo y la dictadura, no porque sea sobrina nieta de Pinochet, sino porque hay una visión de país, una construcción institucional en la Constitución del 80 y una forma de entender la relación del Estado con el mercado que ella tiene. Eso es una visión política, evidentemente, y en esa visión también ideológica hay un lugar en donde adscribe a las mujeres.
Ella puede defenderse, decir que las mujeres queremos participación política y tal, pero llegado a los núcleos duros donde se asienta la discriminación y la desigualdad -que tiene que ver con violencia, con las políticas del cuerpo, con la sexualidad y reproducción, que tiene que ver con el trabajo de crianza y cuidado reconocido como trabajo- las visiones son completamente contrarias, porque la visión que ellas proponen como sector político es completamente distinta y eso hay que tenerlo claro.
También al ser consultada por su postura frente a la dictadura o la inmigración, dijo “júzguenme por lo que hago hoy en adelante”, ¿le parece pertinente esa petición?
Cuando ella dice eso el problema es que en el momento en que estamos, en la realidad en que estamos y en la emergencia en que estamos, aquí no hay tiempo para darle la oportunidad de que se instruya para que vea cómo va a hacer políticas a futuro.
Eso acrecienta nuestro malestar, en el sentido de que ella no viene con background que le permita actuar con eficacia hoy, que es lo que necesitamos. Y a futuro, en la medida en que ella tiene y comparte esa visión de mundo, de política, de construcción democrática, evidentemente el lugar de las mujeres en esa visión no es el lugar que queremos, ni el lugar que hemos peleado durante todas estas décadas y claro, está muy lejos de lo que demandamos el pasado 8 de marzo.
En ese sentido ¿tiene posibilidades Macarena Santelices de ser la ministra de Estado que las mujeres chilenas necesitan?
Yo creo que no. Sinceramente, y esto no es un problema personal sino que un problema político, ideológico, de visión de país y de lo que somos las mujeres en tanto sujetas políticas y vinculadas en relaciones de género discriminatorias y desiguales. Creo que lo que ha pasado durante estos más de dos años con este gobierno no nos lleva a tener ninguna sana esperanza de que las cosas vayan a cambiar con la designación de esta ministra. El problema es bastante más de fondo.
¿Ve una intención al menos?
No es un problema de buenas intenciones, no es un problema de que ella no entienda la violencia contra las mujeres, es formar parte de una acción política, de un quehacer político institucional y un sector que mira la realidad desde el privilegio, desde el neoliberalismo y desde políticas contrarias al feminismo.
Entonces lo que sucede con el Ministerio de la Mujer está inscrito en esa realidad. Ella no va a ser una isla en medio de este marasmo, de esta irresponsabilidad y falta de compromiso con las necesidades de las mujeres. Ella no va a ser la excepción a la regla.
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