martes, 24 de octubre de 2023

Estallido social: demandas insatisfechas y un proceso constitucional por fracasar.

 


Estallido social: demandas insatisfechas y un proceso constitucional por fracasar.


Claudia Dides
Socióloga. Magister Estudios de Género y Cultura, Universidad de Chile.

La justicia social, en vez de acercarse, se aleja en el tiempo y pareciera estar más bien destinada a tener expresiones cada vez peores, en la medida que los cambios institucionales de la nueva Constitución que está saliendo del actual proceso, marca retrocesos fundamentales que sólo empeorarán los problemas que vive la sociedad chilena y el país.

Desde pequeña escuché que en Chile se hacían las cosas “a la chilena”. No sabía mucho de lo que se trataba. Al parecer, todo se podía comprender o aceptar a partir de esta premisa indiscutida. Se podían entender así tanto los fracasos como los éxitos.

¿Qué significa en realidad eso de hacer las cosas “a la chilena”? ¿Hacerlas a medias? ¿No culminarlas? ¿Es así como tendríamos que entender el Estallido Social también? ¿Un proceso que quedó a medias? Porque todo nos está diciendo que pareciera ser así.

A cuatro años del estallido social ya ni se menciona, ni siquiera como ritualidad en la política contingente. El “susto del milenio” que pasaron los empresarios y la élite política parece que nunca existió. Pareciera como si sólo hubiera sido una “pataleta” de la sociedad chilena, que después simplemente hay que olvidar como un mal momento.

Todo lo que se recuerda en torno al Estallido se refiere a la violencia que se dio en aquellos días, como si eso fuera el centro de tan significativo fenómeno social y político. En Chile, cada vez que hay alguna forma de manifestación de descontento social y de movilizaciones que lo expresan, algunos medios de comunicación de la oligarquía económica y la elite política centran todo en las expresiones de violencia que inevitablemente se presentan por parte de grupos minoritarios, aquí y en todas partes del mundo. Esa es la mejor manera de encubrir esos malestares y, en definitiva, desconocerlos, sin tomar decisiones respecto a sus causas.

Sin embargo, el sentir de la ciudadanía parece ir en un sentido contrario. Por ejemplo, en la encuesta de Pulso Ciudadano realizada a un año del Estallido Social, un 61,7% de la población consideraba que el Estallido había sido positivo para Chile, mientras un 26,3%, lo consideraba negativo.

Quienes lo consideraban positivo señalaban que “la ciudadanía ahora es más escuchada (55,7%)” y también que ahora se abría “la posibilidad de realizar un plebiscito para el cambio constitucional (52,5%)” (Pulso Ciudadano, octubre 2020).

Lira Popular Virtual.

 



LOS INVISIBLES

Décimas a los mensajes escritos en los muros
durante el despertar social del 18 de octubre de 2019.

Salieron los invisibles, 
–aquellos que nadie ve–
a dejar en la pared
la huella de lo exigible. 
De pronto, fueron visibles
invadiendo la ciudad; 
exigieron dignidad
con ruda caligrafía
y en los muros escribían:
“¡pan, justicia y libertad!”

Cuando el poder dormitaba
en sus salones desiertos
detrás de un “panel de expertos”,
la calle se despertaba.
A pintar lo que anhelaban 
salieron en todos lados
los parias, los postergados,
reclamando sus derechos,
y desde el suelo hasta el techo,
emplazaron al Estado.

No hubo poder que impidiera
que el pueblo con sus pinturas
denunciara: “¡es dictadura,
renuncie, señor Piñera!”
Desde Arica a Punta Arenas
se pinta, con jerga franca,
y tramo a tramo, en estampa,
como un faro que vigila, 
desde los muros nos mira
el rostro de Catrillanca.

Esta obra es restringida:
muestra el sur de una vereda;
pero es toda la Alameda
la demanda colectiva.
Es esta una gran misiva
que no viaja por correo;
en un constante relevo
el pueblo agregó su firma,
exigiendo que esto sirva
para hacer un Chile nuevo.

Despedida

Proclama en la despedida,
el pueblo, su convicción:
“con nueva Constitución,
un nuevo modo de vida”.
Mientras tanto, la avenida,
en cualquier lugar posible,
será la carta visible,
–misiva de entrega urgente–,
al poder indiferente
que no escucha al invisible.

ESCRITO PARA EL LIBRO “LA CIUDAD COMO TEXTO”, DE
CAROLA URETA MARÍN.

 JORGE LILLO / 25 DE ABRIL DE 2020



VERSIÓN EN INGLÉS:

THE INVISIBLES

Décimas to the messages written on the walls during the social awakening of October 18th, 2019

Out they came, the invisibles,
–until today they’d gone unseen–
the time had come to intervene
and denounce the inadmissible.
In the streets, they were visible
Silently taking the city;
their plain demands for dignity
sprayed on buildings, the message read
in bleeding letters overhead:
“bread, justice and liberty!”

The authority was resting
untroubled in their office chairs.
While experts joined and put on airs,
nearby streets began protesting.
Out they came to paint, requesting
for basic rights to be restored,
neglected, outcasts, those ignored,
they found their voice and filled the sky
and with that voice they would decry
the government they so abhorred.

No authority could stop them
people came to paint, a stream
denouncing this severe regime,                                         
“step down now Mr. Piñera!”
From Arica to Punta Arenas,
the painted words, as clear as day, 
ubiquitous and on display,
beaming out like a watchful light,
guiding us in the dead of night,
the face of Catrillanca.

Certain work begets restrictions:
It shows the southside of the street,
la Alameda now complete
with everyone’s shared convictions.
This unequivocal diction,
it travels fast, with no delay,
word-of-mouth, in constant relay
one by one, ideas are seeded
clear demands of all that’s needed
to rebuild a vibrant Chile.

FAREWELL

Proclaim in the farewell,
the people, their convinction:
“with a new Constitution,
a new way of life as well.”
Meanwhile, the street will tell,
in any place possible,
making the letter visible
–sent by express delivery–
to the indifferent authority
who doesn’t listen the invisible.

TRADUCCIÓN / 09 DE MAYO DE 2020
Traducción de Carola Ureta Marín y Mario Fonseca Velasco


CP | Cierre Encuentro cultura y política: ¿podremos vivir juntos?

 
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Exitosa cumbre unió la cultura y la política en el Centro Cultural La Moneda
 


El Encuentro Cultura y política: ¿podremos vivir juntos? concluyó el fin de semana con la proyección del documental de Patricio Guzmán, “La batalla de Chile, la lucha de un pueblo sin armas. Parte II: El Golpe de Estado", en función gratuita y al aire libre en el Paseo Bulnes.


Con la presencia, entre otros, de Claudio Di Girólamo, uno de los grandes referentes de la cultura en Chile durante las últimas décadas, culminaron las mesas de diálogo del Encuentro Cultura y política: ¿podremos vivir juntos?, realizado la semana pasada en el Centro Cultural La Moneda.

Claudio Di Girólamo, cineasta, hombre de teatro y televisión, y líder de la División de Cultura del Ministerio de Educación, organismo predecesor del actual Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, conversó con el fundador y director de Editorial Lom, Paulo Slachevsky, y con Cecilia Coll, una de las creadoras de la Discoteca del Cantar Popular (DICAP), emblemático sello que elevó la industria musical en los años 70, difundiendo la nueva canción chilena con discos de Víctor Jara, Quilapayún, Patricio Manns, Isabel y Ángel Parra, Inti Illimani, entre muchos otros.

Organizado por el Centro Cultural La Moneda, junto al Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, y con la colaboración de las municipalidades de Santiago y San Miguel, el Encuentro Cultura y política: ¿podremos vivir juntos? constituyó una iniciativa inédita, que busca instalar en la agenda pública la importancia de la cultura en los estándares de convivencia ciudadana y la defensa permanente de la democracia.
 

La actividad fue inaugurada el jueves 19 de octubre con una conversación entre Varinia Brodsky, directora del Museo de Bellas Artes, y la artista (Premio Nacional de Artes 2023) Cecilia Vicuña, quienes ahondaron en su producción creativa, especialmente en el concepto de “Palabrarmas”; las actuales condiciones de convivencia en la sociedad chilena; y no omitieron problemáticas de la actualidad, como el conflicto Israel-Palestina en la Franja de Gaza.

El encuentro continuó congregando a públicos diversos para explorar alternativas a la pregunta ¿Podremos vivir juntos?, que planteara el destacado intelectual francés Alain Touraine, recientemente fallecido.

Una multiplicidad de voces llevó a la sala principal de la Cineteca Nacional las experiencias barriales y comunitarias; la necesaria visibilidad, respeto, inclusión y derechos sociales de las comunidades trans y las disidencias sexuales; la articulación de nuestras ciudades para una mayor participación y sensación de seguridad, entre otras problemáticas. Voces tan diversas como las de Carolina Tohá (ministra del Interior), Claudia Pizarro (alcaldesa de la Pintana), Sebastián Gray (arquitecto), “Lulo” Arias (músico de Legua York y gestor cultural de San Miguel), el artista Máximo Corvalán-Pincheira y la migrante haitiana Michel-Ange Joseph, fueron parte de estas mesas de diálogo.

Una de los participantes más celebrados fue el consultor colombiano Jorge Melguizo, quien trajo su experiencia y el respaldo institucional que ha sacado a flote a la ciudad de Medellín, después de encabezar por décadas horrorosas tasas de homicidios y muertes violentas. "Solo la participación comunitaria, la defensa y puesta en acción de los derechos culturales, y un proceso de reconstrucción de la confianza en las instituciones nos harán salir del estado de inseguridad permanente para cambiarlo por uno de convivencia y sentido de pertenencia en las calles y espacio público", fue el mensaje de Melguizo, quien aseguró que “todo gobierno nacional es también un proyecto cultural”.

La idea de que la Cultura está en todo, pues refiere a cómo sentimos y cómo nos comunicamos, fue refrendada por la ministra del Interior, Carolina Tohá, en la mesa sobre Convivencia y seguridad (viernes 20 de octubre), con reflexiones que dejaron en la audiencia una sensación de optimismo y esperanza en el futuro.

El Encuentro Cultura y política: ¿podremos vivir juntos? concluyó el sábado 21 de octubre con una charla magistral del gestor cultural y experto en artes visuales Daniel Rangel (Brasil), y dos mesas sobre Migraciones y Comunidades culturales, redes y asociatividad. Al final del día y para cerrar la actividad, se proyectó a cielo abierto en el Paseo Bulnes, “La batalla de Chile, la lucha de un pueblo sin armas. Parte II: El Golpe de Estado", de la trilogía realizada por Patricio Guzmán (Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales 2023) en torno a la efervescencia social durante el proceso de la vía chilena al socialismo y los registros del golpe de Estado de 1973. 


Contacto comunicaciones - prensa

Palestina.

 
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Mandela
 

Occidente se precipita a Tel Aviv... a declarar su identificación con las políticas irresponsables del Estado colonial. Ningún jefe de Estado exige un alto al fuego, un cese de las hostilidades, preocupados como están de vender armas. El pueblo Palestino paga en sangre estas manifestaciones de "democracia y de libertad" orquestadas por el Imperio y las potencias colonialistas.


Palestina

Palestina


Es conocido el rol de Israel en el adiestramiento del paramilitarismo colombiano, no menos que en sucios asuntos contra el gobierno de Venezuela, o en Centro América (Guatemala, por ejemplo).


Juan Diego García - 21 octobre, 2023

Doctor en sociología, Universidad de Fráncfurt/Meno, Alemania, 1979. Asesorías en cooperativismo y sociología del trabajo en Colombia, Nicaragua y España. Asesor en programas educativos (educación a distancia y reforma educativa. Autor del libro Estudios centrados en la sociología del trabajo. Reside en España. Escribe una columna semanal publicada en varios países y diversos medios. Corresponsal de La Pluma.


Todo parece indicar que nadie en Israel esperaba un ataque de las dimensiones del lanzado por los palestinos la semana pasada y que tiene al mundo entero en alta tensión, al punto que el presidente Biden informa que estamos prácticamente al borde de una guerra mundial.

Sin negar la dimensión del problema, no sería extraño que esta declaración del presidente de los Estados Unidos sea una nueva imprudencia del mandatario, de esas que sus asesores se apresuran a negar, tal como sucedió cuando el anciano presidente afirmó que las milicias palestinas habían degollado menores de edad en el primer momento de la ofensiva palestina.

Esta y otras noticias similares traen a la memoria la propanda nazi que en una película mostraba cómo los rabinos secuestraban niños cristianos para hacer con ellos sacrificios humanos. La propaganda y la manipulación han sido, desde el siglo pasado, un instrumento clave en la alienación de amplias mayorías sociales; no solo de los menos ilustrados.

Lo que se experimenta hoy mismo, revisando la información, obedece a la misma lógica, aunque es necesario subrayar que dadas las dimensiones del problema a los manipuladores se les está haciendo bastante complicado tener éxito en su empresa.

A ello contribuye también la torpeza del sionismo que hace uso de un lenguaje racista, que en tantas maneras coincide con los argumentos nazis del « espacio vital » y la « raza superior ».

No sorprende entonces que prácticamente en todo el planeta se alcen las voces de condena a Israel y de apoyo al pueblo palestino. Emociona ver en las calles de Londres o en Nueva York, cómo junto a los protestantes palestinos se ven igualmente muchos judíos que rechazan las prácticas neonazis del gobierno de Israel.

Y no solo son los judíos ortodoxos que no aceptan el llamado estado de Israel, sino judíos que ven como posible y necesaria la coincidencia de judíos, islamistas, cristianos y no creyentes; todos en paz bajo un mismo techo, con derechos semejantes y en franca y pacífica convivencia.

Apropiarse de todo, de territorio y riquezas, y expulsar a todo el que no les resulte cómodo es normal para el sionismo. Hasta se han apoderado del vocablo « semita », como si esta palabra fuese propiedad privada de los judíos. Basta una ojeada en el diccionario para saber que lo semítico hace referencia a un tipo de lenguaje predominante mucho antes de nuestra era cristiana y que comprendía a judíos, musulmanes y otros pueblos de la región.

Pero no, ahora solo los sionistas son semitas, tal como sucede con el vocablo « americano », que los gringos se apropian, de igual forma que siempre han deseado hacer suyo todo el continente. Cuando uno se pasea por Estados Unidos, a veces te pregunta un policía… "es Usted ciudadano", y se queda sorprendido cuando la persona responde… "como no, de mi país".

Es muy complicado saber con certeza cómo va a evolucionar el conflicto en Palestina. Entre otras razones porque éste, como casi todos los demás en curso en el planeta, tienen necesariamente vínculos muy estrechos con una problemática compleja cuyo marco global no es otro que la actual disputa por la hegemonía mundial entre las potencias tradicionales y las llamadas potencias emergentes.

Desempeñarse con acierto para un país de la periferia (y Palestina lo es, obviamente) exige buscar alianzas nuevas y sobre todo neutralizar hasta donde sea factible la dependencia de las potencias tradicionales del capitalismo. Se trata de usar sus contradicciones (que no son pocas) y buscar asegurar todo lo que sea posible los intereses nacionales en el marco de una dependencia que se manifiesta en todos los ámbitos (económico, político, tecnológico y cultural).

Este desafío, -que aparece tan evidente en Palestina pero que afecta en mayor o menor medida a todos los países de la periferia-, supone conseguir una movilización propia que garantice el necesario apoyo a los gobiernos progresistas y nacionalistas que se proponen salir del atraso y la pobreza alcanzando un lugar digno en el concierto de las naciones, pero exige igualmente que se busquen alianzas sólidas con las poblaciones de las metrópolis, que aunque viven en condiciones mejores tampoco se salvan de las crisis cíclicas del capital y ven desmejorada su existencia con el modelo neoliberal vigente en el mundo.

El pueblo palestino necesita conseguir un gobierno que garantice la mayor unidad nacional posible para avanzar hacia una solución realista. Si Israel consigue arrasar Gaza -tal como anuncia- una parte de la población palestina terminará en el exilio forzoso. Eso es lo que ha sucedido siempre, con la expulsión de millones de palestinos a Jordania, Líbano, Egipto, Siria y otros países.

Pero aún así, siempre permanece un núcleo de población que continúa la lucha y la resistencia en mil maneras diferentes; tampoco parece pequeña la población israelí que no comparte las políticas racistas y xenófobas que promueve el sionismo.

La solución pactada de dos Estados no parece ni viable ni la mejor; en su lugar, deberían considerarse como mejores las ideas de quienes proponen un Estado palestino en el que convivan todas las etnias y culturas locales, en pié de igualdad y en armoniosa cooperación.

Es muy probable que quienes promueven otro tipo de soluciones, desde el Gran Israel (que incluiría parte de jordania y de Siria, sobre todo) hasta la destrucción de Israel y la expulsión de los judíos, se vean impedidos por el desarrollo mismo de los acontecimientos.

Ojalá (o inchalá, como dirían los árabes) los gobiernos europeos hagan cada vez más conciencia de que les conviene más, estratégicamente hablando, acercarse a China y a Rusia (sobre todo) y disminuir bastante se actual dependencia de Washington. Aunque solo sea por razones estrictamente económicas.

No menos esperanzador es que en el seno mismo de la sociedad estadounidense avancen las fuerzas razonables que acepten que la hegemonía de su país es cosa del pasado y que lo más conveniente es acomodarse a la nueva realidad mundial. Solo algunos núcleos intelectuales y alguna fracción del partido demócrata parecen entender el cambio de los tiempos.

Si esa tendencia se afianza no solo el sionismo perdería su apoyo fundamental sino que igual suerte correrían los gobiernos oligárquicos de muchos países; de Latinoamérica y el Caribe, por ejemplo, algunos de los cuales tienen y han tenido vínculos abiertamente criminales con el sionismo.

Es conocido el rol de Israel en el adiestramiento del paramilitarismo colombiano, no menos que en sucios asuntos contra el gobierno de Venezuela, o en Centro América (Guatemala, por ejemplo).

En este contexto no sorprende ni la actitud digna del gobierno de Gustavo Petro ni la distancia cada vez mayor de tantos gobiernos de esta región con Israel, condenando la guerra y haciendo un llamado a respetar los derechos humanos de la población palestina.



Publicado en La Pluma.