El autor, destacado recientemente con el Premio Reina Sofía de Poesía 2020 y con el Premio Internacional Mario Benedetti a la lucha por los Derechos Humanos y la Solidaridad, se refirió al momento constituyente que vive el país y a la etapa que se abre con el plebiscito del 25 de octubre. “Es el comienzo, pero hay que tener mucho cuidado”, advirtió.
Abril Becerra
La voz del poeta Raúl Zurita (70) se escucha con fuerza al teléfono. Pide un momento para iniciar la conversación y se lanza, tal como lo ha hecho durante los últimos meses desde su casa en Pedro de Valdivia, con un tono lúcido y revitalizado, a analizar un presente marcado por la pandemia y la movilización social.
“Son muchos los sentimientos encontrados”, afirma el poeta, reconociendo incluso sus privilegios: “Por un lado quieres estar en tu casa, con tu mujer, con la gente que quieres para sentirte resguardado. Pero, por otro lado, está la absoluta conciencia de lo mal que lo está pasando tanta gente. Es una sensación muy desgarradora, porque no hay felicidad plena, no hay nada”.
La voz de Raúl Zurita es un vaivén permeado de emociones y, cómo no, si recientemente fue destacado con dos galardones: el Premio Reina Sofía de Poesía 2020, que lo transformó en el tercer autor chileno en ser reconocido por esta instancia, sumándose a la lista liderada por Gonzalo Rojas (1992) y Nicanor Parra (2001), y el Premio Internacional Mario Benedetti a la lucha por los Derechos Humanos y la Solidaridad.
Pero, para el poeta, la alegría ocasionada por ambos premios no ha sido suficiente. En sus palabras hay una preocupación mayor: la muerte silenciosa que se coló con el virus y las violaciones a los derechos humanos registradas en el marco de la llamada “primavera” chilena: “Imagínate ganar el Nobel en estas condiciones. Todo es muy relativo”, dice, recordando su última escapada al Puente Pío Nono.
“La última vez que salí fue el domingo recién pasado. Fui al Puente Pio Nono y vi unas cosas muy impresionantes. Agresiones que no tienen ningún sentido. Ataques de Carabineros a gente que no está haciendo absolutamente nada, por molestar. Es todo tan duro”, dice.
En estas circunstancias de pandemia y crisis social, ¿cómo ha percibido el tema de la muerte?
Estamos frente a una muerte que no conocíamos. Es una muerte silenciosa, una muerte sin ilusión y sin ninguna fantasía. Uno siempre va construyendo su muerte desde que nace: serás crucificado en el cuerpo que tienes. Pero ahora, nadie te va a tomar la mano cuando estés muriendo. Es la soledad más absoluta. La muerte siempre fue solitaria, pero acá es individual. Tengo la certeza de que nunca nos vamos a recuperar de esta muerte inédita. Todos nos vamos a morir y eso es inevitable, pero esta muerte sin ninguna ilusión, silenciosa, con máscaras y unas cosas de plástico, es la imagen más fuerte de esta pandemia.
¿Hacia dónde se han encaminado sus reflexiones en este momento?
Nosotros somos unos privilegiados en este mundo donde hay desigualdades. Soy muy consciente de eso. Hay quienes la están pasando muy mal. Entonces, mi reflexión va por un vaivén de cosas: recuerdos, sueños sobre lo que he hecho y lo que no he hecho, lo que ya no haré, lo que podría hacer todavía. Me gustaría escribir un par de poemas que me dejaran contento.
Y, por ejemplo, ¿qué es lo que más ha extrañado en este confinamiento?
He extrañado no poder ver a mi madre. No ver a la gente que quiero con más frecuencia. Poder abrazar a alguien. Ir a tomar un café. Es extraño. La pandemia nos ha mostrado lo que significa el amor y el desamor, los sueños, un abrazo y una vida sin abrazos.
En estos días también recibió dos premios importantes, ¿cómo se tomó ambos reconocimientos?
Todas las personas, aunque estén en medio del apocalipsis, tienen derecho a tener su momento de felicidad, pero no se puede estar contento del todo, por la situación desesperada que vivimos.
Cuando ganó el Reina Sofía distintos medios dijeron que usted era el último gran poeta vivo en el país. Lo contrastaron con el legado de Parra, por ejemplo…
No lo he leído. Me llama la atención, pero hay muchos poetas nuevos impresionantes. Siempre surgen poetas y nombres impresionantes. En Chile y en Latinoamérica. Me alegra que me lo digan, pero no soy uno de los últimos.
Concertación, plebiscito, Jadue y el Frente Amplio
Zurita recuerda con claridad el 18 de octubre de 2019. El autor fue una de las personas que se sintió convocado a la plaza que para él no puede sino llevar el nombre de Dignidad. Como poeta disidente bien sabe del poder del lenguaje. Por lo mismo, no tiene reparos a la hora de pronunciarse a favor del Apruebo.
¿Cómo vivió este despertar del pueblo? ¿Era algo que percibía?
Por supuesto. No se puede jugar tanto con la vida y los sentimientos de la gente. ¿Qué habrá sido de esta comisión de expertos que en algún momento se le ocurrió que tenían que subir en 30 pesos el pasaje de Metro?¿Qué habrá sido de esos tipos, estos técnicos? Era algo que se veía venir. No hay que ser pitoniso para adivinarlo. Ahora, fue de una magnitud enorme y muy esperanzador.
En ese camino la Concertación jugó un rol importante. ¿Cuál cree que fue el mayor error que cometió la Concertación en ese sentido?
El mayor error que cometió la Concertación fue la soberbia, olvidarse de los detenidos desaparecidos, olvidarse de un pueblo que estaba sufriendo, haber institucionalizado un modelo económico. Son errores de una cultura que transó con la dictadura. Entiendo que se tuvo que hacer eso para evitar una masacre, un baño de sangre. Pero lo entiendo por un rato. Después, se fue aburguesando en el sentido más completo del término. Les gustó el poder, ser considerados.
¿Cómo percibe este proceso constituyente del 25? ¿Es una solución?
Es el primer paso. Y es el primer paso fundamental. De ahí hay que jugársela por la unidad, como sea. Estamos ante el dilema: lo tenemos todo para perderlo todo. Me preocupa y me angustia que se burlen del pueblo por segunda vez. Eso sería un desastre para todos, incluso para los que están mejor.
¿Cuál cree que son los temas prioritarios que deberían abordarse en una nueva Constitución?
Un Estado solidario, el reconocimiento de los pueblos indígenas, el derecho a la salud, la educación, la vivienda. Esos son derechos humanos elementales, pero, por sobre todo, un Estado solidario. El Estado pensando en el individuo. En sus derechos básicos.
¿Cómo las violaciones a los derechos humanos registradas en el estallido lo han impactado?
Ha sido feroz. ¿Cómo le pueden disparar perdigones en los ojos a la gente? Es terrible, inhumano y, al mismo tiempo, te das cuenta de que la policía está absolutamente degradada: disparan contra el pueblo en vez de defender al pueblo. Carabineros es una vergüenza, sobre todo quienes la conducen. Es una de las cosas más tristes.
¿Qué sintió cuando vio la imagen del joven que fue empujado al río Mapocho?
Fue terrible. No sé cómo con esa distancia no se mató. Terrible. Es una cosa que me parte el alma. Además, este joven de 22 años que no tiene formación de nada, lo tiraron como carne de cañón. Esos son desequilibrios absolutos.
En su opinión, ¿qué etapa viene para el país con el plebiscito?
Se abre una gran esperanza. Se abre una reconstrucción de un modelo económico más justo, más equilibrado. Por supuesto es el comienzo, pero hay que tener mucho cuidado.
¿Algún nombre que le simpatice más que otro en esta carrera presidencial que se inicia?
Jadue.
¿Por qué?
Porque es una persona tremendamente concreta, porque hizo unas cosas maravillosas en su comuna, que es una comuna pobre y además, porque tiene una gran visión política. Tiene enormes cualidades: es más empático. Hace las cosas. Basta con el anticomunismo enfermizo.
Pero ahí hay quienes dicen que el país no está preparado para un gobierno comunista…
Creo que el país no está preparado para un gobierno derechista. Todos saben que los comunistas tenemos un horizonte a alcanzar, en algún futuro, alguna vez, una sociedad más justa. Ahora hay varios que podrían ser, pero entre esos varios, me quedaría ahora con Jadue.
Y al Frente Amplio, ¿cuánto le queda para enfrentar un proceso así?
El Frente Amplio tiene todas las condiciones, pero tiene muchas contradicciones. Es lógico también. Son muy jóvenes. Pero tengo mucha esperanza en que ellos representen algo nuevo, novedoso. Ahora, ojalá sigan pegados a la izquierda de la fragmentación. Son tipos buenos, bien intencionados, algunos muy inteligentes. Muy visionarios.
¿Qué rol debe asumir la poesía en este contexto de cambio de Chile?
No creo en el rol de la poesía. La poesía es el reino de la libertad. Los artistas son seres en los cuales la sociedad ha depositado el ejercicio de su total libertad. Puedes elegir lo que quieres hacer, mientras se mantenga como obra de arte. Por lo tanto, no te voy a castigar ni para bien ni para mal por lo que hagas como artista, como poeta. Me gusta la poesía situada, que tenga que ver con el mundo. Entiendo la poesía de los buenos sentimientos. No tengo nada contra ella, pero no es mi poesía.
¿De qué se tratarían estos nuevos poemas que le gustaría escribir a futuro?
Todo lo del estallido y lo que hemos conversado. Ojalá eso esté ahí.
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